Las sesiones en sala tienen una
duración máxima de 30 minutos, de los cuales realmente una persona está
ejercitándose unos 20 minutos de media. Es el tiempo suficiente para conseguir
las mejoras de nuestras capacidades más notorias. Aún así, el cuerpo tiene una
manera muy peculiar de gastar la energía
que contiene, por lo que durante el tiempo de trabajo en la sesión, apenas
habrá usado grasa como combustible para poder funcionar adecuadamente. Entonces…
¿Cómo se gasta? Si aún no sabemos mucho sobre el tema, podemos remitirte a este
artículo. Una vez leído, podemos seguir con la teoría.
Tras la sesión de sala y su tiempo
de trabajo, siempre recomendamos recorrer un mínimo de 2 kilómetros, ya sea
marchando o corriendo. Y la razón es bien sencilla. Es el momento ideal para
trabajar de manera aeróbica, puesto que estamos funcionando en el sistema
oxidativo, que en resumidas cuentas, estamos consumiendo grasas como combustible para nuestra actividad.
Para que este sistema energético se active, primero ha tenido que pasar por el
de los fosfágenos y el glucolítico. Esto es fácilmente obtenible tras el paso
por sala, ya que los ejercicios suelen tener un componente de intensidad muy
alto, haciendo que el organismo retire la energía con mayor disponibilidad que
posea en ese preciso instante. Por lo tanto, durante el tiempo que permanezcas
en el sistema oxidativo, ya sea correteando, marchando o incluso andando, el
consumo de lípidos se acentúa y es el momento de bajar el porcentaje de grasa
corporal. Eso sí, el cuerpo no responde de la misma manera que habitualmente,
hay que recordar que ya hemos gastado la energía con mayor potencial. Ahora
solo nos queda la más tranquila, la de la supervivencia.
Una vez hayáis sobrevivido a la
distancia recorrida, nos queda concluir con la vuelta a la calma. Básicamente,
el objetivo de este regreso consiste en relajar
el cuerpo, a nivel muscular y cardiovascular. Digamos que queremos volver a
dejar al organismo tal y como estaba antes del calentamiento. Y esto no
significa terminar de correr y sentarte a tomar una cerveza… ¡aunque suene más
que apetecible! Debemos mantener un poco más de recorrido, bajando las
pulsaciones, mientras forzamos los extremos del proceso respiratorio, cada vez
con mayor intensidad gracias a la recuperación gradual que iremos obteniendo.
Una vez notemos que nuestros pulmones parecen tener normalidad absoluta, toca
estirar. Aconsejamos realizar estiramientos estáticos de los diferentes grupos
musculares, como ya explicamos en el artículo “flexibilidad”. Si se tiene
alguna molestia en particular, incidir sobre ella unos minutos más. Con unos 7
– 10 minutos de vuelta a la calma debería ser más que suficiente para relajar
el cuerpo de manera casi completa, porque ahora sí, sentarse y cerve… esto… agua
en mano, si puede ser más productivo.